La cita estaba pautada para las dos de la tarde y como Matías ese sábado cursaba a la mañana, en ETER en Acevedo, avisó con anterioridad que iba a llegar más tarde.
Por suerte, el profesor, Alejandro, dio la consigna de la clase y dijo que el que la terminaba antes se podía retirar temprano. Como el trabajo era grupal, las actividades se realizaron rápido. Entonces, el grupo de Mati, al igual que otro compañeros, terminaron antes y así pudieron salir temprano. A las doce del mediodía en vez de la una de la tarde. De la escuela al lugar del encuentro que tenía que ir Matías quedaba a 40 minutos de viaje. Se tenía que tomar el colectivo 109 hasta Jonte y Nazca. Luego, en el mismo lugar que se baja, se toma el 135 para llegar a destino.
Cuando se cumplían los 40 minutos de viaje, Mati se acercaba al lugar pautado, Marcelo T. de Alvear al 2223. Pero, al cruzar General Paz se dio cuenta que estaba la calle cortada, así que se bajó a cinco cuadras. Cada vez faltaba menos para que se encuentren. Mientras iba caminando, muchos hinchas de central estaban en las calles, comiendo choripan y tomando Fernet con coca.
Para cruzar del otro lado, Matías, tenía que pasar por un vallado policial, algo imposible. Para eso se le ocurrió mostrar un carnet que llevaba en la billetera y preguntarle, al oficial, en donde hacían las acreditaciones. A todo esto, él no se tenía que acreditar, pero ya sabía que lo iban a mandar del otro lado sin complicaciones.
Para cruzar del otro lado, Matías, tenía que pasar por un vallado policial, algo imposible. Para eso se le ocurrió mostrar un carnet que llevaba en la billetera y preguntarle, al oficial, en donde hacían las acreditaciones. A todo esto, él no se tenía que acreditar, pero ya sabía que lo iban a mandar del otro lado sin complicaciones.
Faltaba menos. Matías estaba a unos metros y mientras se iba acercando seguía viendo a hinchas, pero ahora eran del Deportivo Merlo.Ubicado en la entrada general popular del Club Almagro y a unos pasos del encuentro, prefirió acercarse a una parrilla y se comió un churrasquito completo. Sí, con lechuga, tomate, jamó, queso, huevo y panceta.
Ya con la panza llena y a minutos de concretar la cita, encaró, como Diego a los ingleses en el 86, hasta la entrada. Cuando el reloj marcaba las dos de la tarde, Matías, estaba en frente de su encuentro. Deportivo Merlo y Rosario Central. Se ubicó en la platea de Almagro, hizo de local el conjunto de Parque San Martín. Observó a las dos hinchadas donde 10 Mil almas fueron al estadio Tres de Febrero. 8 Mil de Rosario Central y 2 Mil del Depo.
Fue tanta la ilusión de Matías para poder encontrarse con ese partido. Pero quedó en eso, una ilusión. Porque los noventa minutos fueron muy aburridos. Salvo un penal que García le atajó a Daniel Sequeira cuando se cumplían 43 minutos de la primera parte. Pero eso fue todo. Y todo quedó ahí. Mati se tomó el 135 y se fue a su casa triste, frustrado, dolido. Porque fue una cita frustrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario